Las mujeres españolas que hacen una vida
sedentaria tienen un 71 % más de riesgo de desarrollar cáncer de mama que aquellas otras que
cumplen las recomendaciones internacionales sobre ejercicio físico.
Y las recomendaciones de
la Organización Mundial de la Salud (OMS) para
la población adulta en general son las de realizar a la semana 150 minutos de
ejercicio físico moderado en periodos mínimos de diez minutos (andar a buen
paso) o 75 minutos de ejercicio intenso, en el que aumenta
mucho la potencia cardiaca y la sudoración.
Seguir una adecuada actividad física tiene
un efecto preventivo sobre la aparición de este tumor en mujeres pre y
postmenopáusicas y en todos los subtipos moleculares,
una cuestión a tener en cuenta dada la incidencia de casos de sobrepeso y
obesidad registrados en España y que la prevalencia de la inactividad física
continúa en aumento hasta llegar al 45 % en 2013.
Estas son las principales conclusiones del
estudio epidemiológico realizado por el grupo de investigación encáncer de mama Geicam,
en el que han participado 23 hospitales españoles de nueve comunidades
autónomas, y 1.017 mujeres de entre 18 y 70 años recién diagnosticadas de
cáncer de mama y otras tantas sanas.
El estudio, presentado por la investigadora
del Instituto de Salud Carlos III, Marina Pollán, acompañada por los oncólogos
Miguel Martín y Ana Lluch, es pionero en tener en cuenta el subtipo HER2
positivo y en proporcionar información sobre el efecto del ejercicio en los
demás subtipos tumorales.
La investigación concluye que el efecto protector de la
actividad física, acorde con esas recomendaciones de la
OMS, es especialmente patente en los subgrupos HER2 positivo y en las que
presentan receptores hormonales positivo, mientas que parece menos claro en el
caso de las mujeres con un tumor triple negativo, que son las que no expresan
ningún receptor.
En la mayoría de los estudios de este tipo,
las mujeres que participan son postmenopáusicas, pero en esta investigación el
grupo de premenopáusicas era casi del 50 %, por lo que se ha podido establecer
el efecto del ejercicio en ambos grupos de mujeres.
El ejercicio, según el estudio, tiene mayor efecto
protector en las mujeres premenopáusicas que en las postmenopáusicas,
que necesitan hacer un ejercicio más intenso para obtener el mismo nivel de
protección. El exceso de riesgo es de casi el doble entre las pre.
En el mismo sentido, en el reciente
Congreso Internacional de San Antonio (EE.UU.) se presentó un estudio que
concluyó que el ejercicio físico de tres o más horas a la semana, después del
diagnostico del cáncer de mama, puede disminuir el riesgo de recaída de las
pacientes en prácticamente la mitad de las mujeres, resaltó Lluch.
Y en otro estudio presentado en esa cita,
se constató además que los cambios de dieta alimenticia, con
disminución de grasas e incremento de vegetales, se produce un
aumento en la supervivencia.
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