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Tener deudas es una forma de esclavitud. También te hace vivir bajo una nube pesada y oscura, y reprime tu libertad de disfrutar en verdad de la vida y de darle ayuda a los necesitados o los que sirven a Dios.
En primer lugar, recibimos bendición por la manera en que vivió Lois. Tenía dos pasiones:

Su Señor y su familia. Amaba a Dios y amaba a su familia. Servía a Dios y servía a su familia. Si alguna vez una mujer tuvo a Dios en el centro de su vida, esa fue Lois. No solo amaba a Dios, sino que administraba su vida de acuerdo con sus principios. 

Y eso incluía la esfera financiera. Casada con un inconverso, Lois siempre encontraba la manera de darle dinero a su iglesia con regularidad. No solo eso, también daba para los misioneros, les daba a los necesitados y daba para las obras de caridad de la iglesia. Sus dádivas seguían y seguían.

Y nuestra familia también se vio bendecida cuando murió Lois. A pesar de que el cáncer que le costó la vida fue cruel y espantoso, la muerte de Lois fue una lección de belleza para nosotros. Hasta los últimos minutos de conciencia, estuvo ocupada deshaciéndose de su dinero. Nunca tuvo mucho.

En realidad, se parecía bastante a la definición de una viuda pobre.

Además, sus posesiones se habían reducido a un mínimo. Cuando desocupamos el pequeño apartamento de Lois, todos expresamos, de una manera u otra: «¡Esta es la forma en que deberíamos vivir todos!». No quedaba nada por hacer, no tuvimos que encargamos de nada, no había cuentas sin pagar ni deudas, y no había nada que hacer. 

También puso en practica lo que un santo de la antigüedad deseó cuando escribió: «No me gustaría encontrarme con Dios con una cuenta llena en el banco».


Mientras procuramos administrar el elemento financiero de nuestra vida como Dios quiere y de acuerdo con sus propósitos (como hizo nuestra querida Lois), estas verdades honradas por el tiempo y extraídas de su Palabra son una guía segura para nosotras.

1. No tengas deudas.
La Biblia tiene razón cuando dice: «Y el que toma prestado es siervo del que presta» Proverbios 22:7. Otro versículo más nos dice: «No debáis a nadie nada» Romanos 13:8. Tener deudas es una forma de esclavitud. También te hace vivir bajo una nube pesada y oscura, y reprime tu libertad de disfrutar en verdad de la vida y de darle ayuda a los necesitados o los que sirven a Dios.

2. No debes gastar más de lo que ganas.
Tú y tu familia están en peligro cuando: Utilizan una suma substancial de los ingresos del hogar para cancelar deudas de tarjetas de crédito.
Añaden nuevas deudas antes de saldar las antiguas.
Se demoran con frecuencia en los pagos.
Alargan sin cesar las deudas a fin de pagarlas en períodos más largos.
El problema es evidente, ¿no es cierto? Si te encuentras en esta situación, estás gastando más dinero de lo que ganan tú y tu esposo.

3. No debes comprar a crédito.
¿Por qué arriesgarte a sufrir la incomodidad y la vergüenza de no poder pagar los artículos que no te puedes permitir? Proverbios 22:27.

4. No debes codiciar lo que otros tienen.
Durante largo tiempo «tener lo que otros tienen» ha sido un estilo de vida; pero nuestra meta como mujeres cristianas que anhelan vivir agradando al Señor debería ser diferente.

5. No debes amar al dinero.
Contrario al comentario sarcástico de Mark Twain: «La falta de dinero es la raíz de todos los males», la Biblia dice que: «La raíz de todos los males es el amor al dinero» 1 Timoteo 6:10. El amor al dinero puede conducir a toda clase de males y vicios.

6. Debes dar con regularidad a tu iglesia.
«Cada uno dé conforme a lo que le diga su corazón» 2 Corintios 9:7. Ya ves, Dios pesa el corazón, no la ofrenda. Le preocupa más el dador que el don. Se nos enseña que pensemos, oremos y tomemos una decisión en cuanto a lo que vamos a dar. Y que luego con regularidad, en oración demos de acuerdo a lo que nos hemos propuesto.

7. Debes dar con generosidad
También debes dar con generosidad, «abundar» en la gracia de dar (2 Corintios 8:7). Y junto con esta generosidad abundante y esta gracia de dar, debe estar presente el elemento de la alegría.

8. Debes conocer tu situación financiera en todo momento.
Cuando se trata finanzas, créeme ignorancia no es una bendición. ¿Cómo llegamos a administrar finanzas como mayordomos para el Señor si ni siquiera sabemos dónde estamos parados ni qué tenemos y qué no tenemos?

9. Debes tener una reserva.
Este es un principio muy práctico para tus finanzas. Como escribió Juan Wesley con respecto al dinero: «Gana todo lo puedas, ahorra todo lo que puedas, y da todo que puedas».

10. Debes practicar el autocontrol.
El autocontrol se define como el dominio propio, la restricción personal, como la capacidad de contenerse uno mismo. «Gracias a Dios que nos ha dado la gracia y el don del dominio propio» Gálatas 5:23.

No puedes estar tan ocupada como para descuidar una tarea que el Señor te da: administrar tus finanzas para su gloria. Ser una mujer que no le ate el dinero. Ser una mujer que no tenga otros dioses (en especial el dios dinero) en lugar de Él.

Ser una mujer con una actitud saludable de contentamiento en lo que respecta a tener dinero o amarlo. Ser una mujer que sea capaz de vivir con él o sin él. Ser una mujer que tenga un corazón neutral en el aspecto del apego a las riquezas mundanas. Ninguna persona está dedicada en verdad a Dios hasta que el dinero de esa persona está dedicado a Dios.
Fuente: .sigueme.net

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