Muchas de las diferencias
que se tildan como dificultades con el sexo opuesto, se tratan solamente de
respuestas y actitudes naturales que la naturaleza provee a cada sexo.
La mejor forma de evitar problemas innecesarios
será conocer dichas diferencias. ¿En qué difieren el hombre y la mujer
emocionalmente?
Las emociones femeninas están influidas por tres
funciones reproductivas exclusivamente femeninas: la menstruación, el embarazo
y la lactancia. Además, el hipotálamo, que está situado a la base del cerebro,
y que ha sido llamado la «sede de las emociones», tiene conexiones distintas en
el hombre de las que tiene en las mujeres.
Por ejemplo, un serio trauma emocional puede ser
interpretado por el hipotálamo, que envía mensajes a la glándula pituitaria por
medio de neuronas y hormonas. La pituitaria con frecuencia responde alterando
la bioquímica de la mujer, quizá interrumpiendo el ciclo menstrual normal
durante seis meses o más.
La fisiología femenina es un instrumento delicado
y fino, más complejo y vulnerable que el masculino. Para mí, el hecho que
algunas mujeres consideren el mencionar estos hechos como un insulto es algo
misterioso e incomprensible.
¿Usted ha mencionado algunas formas en que
difieren los sexos fisiológicamente así como las respuestas emocionales
concomitantes. ¿Podría describirnos ahora algunas de las formas sutiles en que
los hombres y las mujeres difieren?
La ciencia médica no ha identificado aún todas las
ramificaciones de este hecho de ser los dos sexos únicos y distintos. Las
implicaciones son en extremo sutiles. Por ejemplo, cuando los investigadores
deambularon por escuelas secundarias y recintos universitarios para estudiar el
comportamiento de los dos sexos observaron que las chicas y los chicos llevaban
sus libros de formas distintas.
Los chicos tienden a llevarlos al lado apoyados
sobre la mano; las chicas tienden a llevarlos apoyados sobre el pecho, como se
lleva a un niño en pañales. ¿Quién sabe cuántas más otras influencias
originadas en la diferencia sexual yacen debajo del nivel de la consciencia?
Es indudable que gran número de las diferencias
observadas entre los sexos son producidas cultural o socialmente. No es fácil
separar las que son de origen exclusivamente genético de las que representan
respuestas aprendidas. Francamente, la cosa no parece muy importante. Las
diferencias existen, por la razón que sea, y la revolución cultural social
presente no va a alterarlas de modo importante.
A riesgo de que se me llame «sexista» o propagador
de «estereotipos sexuales», o como se dice ahora, «cerdo chauvinista» (¿Qué
podría significar esto?), voy a delinear algunas de las pautas emocionales
típicas de las mujeres en comparación con los hombres.
La capacidad reproductiva de la mujer resulta en
un mayor aprecio de la estabilidad, seguridad y resistencia en las relaciones
humanas. En otras palabras, las mujeres están más orientadas hacia el futuro, a
causa de su fisiología procreativa y el interés en los niños que las motiva.
Relacionado con lo primero es la cantidad de
interés emotivo que la mujer invierte en el hogar, que generalmente excede a la
del marido. Ella tiene más interés que él en los detalles pequeños de la casa,
la forma de funcionar la familia y cosas así . Voy a dar un ejemplo personal.
Instalamos una barbacoa en el patio.
El operario terminó su trabajo y se marchó. Al
examinarlo nos dimos cuenta que había colocado el aparato unos 15 cms.
demasiado alto. Yo lo miré y dije: «Ha hecho un error. Es demasiado alto.
Bueno, es igual, vamos a cenar.» Shirley, en cambio, se negó rotundamente a
aceptar la colocación de la barbacoa de aquella forma y volvió a llamar al plomero
para arreglarlo. La reacción de Shirley ilustra la diferencia en la densidad
emocional por lo que respecta a las cosas de la casa entre la mujer y el hombre.
Pero ambos sexos difieren también en su impulso
competitivo. Quien lo duda que observe la forma en que los hombres y las
mujeres se enfrentan con un juego de ping-pong, monopoly, dominós, lo que sea.
La mujer aprovecha el suceso como excusa para estar en compañía y en una
conversación agradable. El hombre está decidido a ganar.
Esta competitividad agresiva se ha dicho que se
debe a influencias culturales. No lo creo. Como ha dicho el doctor Richard
Restak: «En una fiesta de cumpleaños de niños de cinco años no suelen ser las
chicas las que tiran del pelo de los otros, pegan golpes o ensucian a los demás
con la comida.»
Además, en la mayoría de las mujeres aparece una
inclinación maternal, aunque en algunas es más potente que en otras. El deseo
de procrear es ciertamente evidente en aquellas que no son capaces de concebir.
Recibo constantemente cartas de mujeres que expresan gran frustración por el
hecho de no poder ser madres. Aunque la presión cultural-social juega su papel
en estos anhelos, creo que están arraigados en la anatomía y la fisiología.
Estos ejemplos ilustran un punto, pero no se presentan
como una clarificación científica de las diferencias entre hombres y mujeres.
Sólo se ha rozado la superficie, y el lector está invitado a añadir sus propias
observaciones y hacer sus propias interpretaciones.
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