¿Qué cualidades considera
usted más importantes en el hombre de sus sueños? ¿Qué clase de persona cree
usted que sería un buen amante? Algunos de nosotros nos ponemos francamente
exigentes cuando se trata de la persona que habrá de hacernos supuestamente
felices.
¿Qué cualidades considera usted más
importantes en el hombre de sus sueños? ¿Qué clase de persona cree usted que
sería un buen amante?
Un estudio llevado a cabo por la revista Family Journal reveló que para muchas
mujeres modernas la sensibilidad encabeza la lista de cualidades. El hombre "macho" es considerado en
realidad por la mayoría de las mujeres que respondieron a una encuesta, como un
riesgo que no vale la pena correrse.
Algunos de nosotros nos ponemos francamente exigentes cuando se trata de la
persona que habrá de hacernos supuestamente felices. En una conferencia para
personas solteras celebrada en Portland, Oregón, una mujer aparentemente próxima
a los treinta años se me acercó y me dijo: —Señor McDowell, déjeme enseñarle
cual es el de tipo de hombre con el que me quiero casar.
Luego, con un ademán desdobló una lista de 49 características que buscaba en
un hombre.
—Señorita —ledije examinando su lista—, usted no quiere un marido, sino a
Jesús.
Sin embargo, no son sólo las mujeres quienes hacen listas de lo que están
buscando. En la universidad de Washington se me acercó un estudiante de segundo
año, quien abriendo de repente su diario, me dijo: —Permítame mostrarle el tipo
de mujer con que deseo casarme.
De las catorce cualidades que había en su lista sólo recuerdo las de fidelidad
y confiabilidad.
Esta vez hice un planteamiento
distinto:
—Déjame formularte una pregunta —dije—: ¿Cuál es tu puntuación en esas catorce
características?
— ¿Qué quiere decir? —inquirió.
—Quiero decir si las cualidades que buscas en una esposa pueden encontrarse en
tu propia vida.
Vi que lo había hecho pensar.
—Mira —continué—, en el matrimonio lo más importante no es encontrar la persona
adecuada, sino ser la persona adecuada. Si quieres casarte con una reina
tienes que ser un rey; y si deseas una buena amante, eso es lo que has de ser
tú mismo.
Descubrir el secreto de amar es bastante parecido a estar buscando tus propios
lentes y darte cuenta de que los tienes puestos; o tratar de encontrar tu
llavero y ver que lo tienes en la mano. La mayoría de nosotros buscamos y
buscamos a la persona adecuada, mientras que la clave está en ser la persona
adecuada. Hay muchos por ahí fuera buscando, cuando lo que deberían estar
haciendo es esforzarse para llegar a ser la clase adecuada de persona.
Pero ¿cómo podemos llegar a ser la persona adecuada? Primeramente resulta
importante que reconozcamos que nuestra vida de amor siempre será un reflejo de
las cualidades de nuestro carácter.
Usted se convierte en la medida
Cuando alguien comenta: "Por
aquí no hay buenos hombres o mujeres", yo siempre respondo: "Tal vez
el problema tenga que ver con usted, y no con una escasez de hombres o mujeres
adecuados." Admito que ésta puede ser una medicina más bien
fuerte para algunos; pero el hecho es que los buenos hombres y las buenas
mujeres orientan sus pasos hacia otros buenos hombres y mujeres.
Reforzando esta afirmación, dos sociólogos —los doctores Evelyn Duvall y Reuben
Hill— escriben:
¿Qué lleva usted consigo al matrimonio? ¿Un vestuario nuevo? ¿Unos ahorros en
el banco? ¿Algunos muebles que ha heredado? ¿Uno o dos parientes a su cargo?
¿Un buen trabajo y perspectivas de ascenso? Sean cuales sean sus bienes o sus
obligaciones, hay algo aún más importante que todo eso: usted mismo como
persona, su forma de actuar con la gente y sus actitudes.
El tipo de matrimonio que uno consigue, depende de la clase de persona
que es. Si se trata de un individuo feliz y bien ajustado, hay muchas
probabilidades de que su matrimonio sea también feliz. Si hasta ahora usted ha
llevado a cabo sus ajustes con más satisfacción que congoja, es muy posible
que realice satisfactoriamente también sus ajustes matrimoniales y familiares.
Si usted está descontento y amargado con la suerte que le ha tocado en la vida,
necesitará cambiar, al objeto de poder vivir feliz de allí en adelante.
Duvall y Hill terminan diciendo que se ha culpado de gran parte de la infelicidad en los
matrimonios al hecho de haber escogido la pareja equivocada, a los problemas
económicos, al mal ajuste sexual o a la religión; pero que en realidad dicha
infelicidad proviene de lo que uno ha llevado consigo al matrimonio.
Estos sociólogos subrayan la necesidad que hay de llegar al matrimonio
"preparados para significarle mucho a la persona elegida.
El éxito de su relación matrimonial —siguen diciendo— depende de si usted
aporta a la unión el hábito de la felicidad y la capacidad de amar y ser amado.
Estos atributos de una personalidad emocionalmente madura es la mejor dote que
se puede llevar al matrimonio".
Esto mismo se recalca en el libro Your Life Together (Su vida juntos), de Elof
Nelson. Allí se dice: "El
éxito en el matrimonio supone mucho más que encontrar la persona adecuada. Es
de una importancia aún mayor que uno mismo sea la persona debida. He
descubierto que los jóvenes a quienes aconsejo, están buscando la pareja
perfecta sin preocuparse demasiado acerca de la persona que se va a llevar su
cónyuge."
Si usted quiere casarse con alguien fuera de serie, usted mismo ha de ser uno
fuera de serie; y el proceso para discernir las áreas personales que necesita
mejorar es sencillo: haga una lista de las cualidades que busca en su cónyuge,
y luego mídase por cada una de ellas.
El matrimonio no puede ser más que un compromiso de dar y recibir; usted debe
estar dispuesto a dar aquello mismo que desea que le den. Como bien lo dijo un
terapeuta: "Hay dos cosas que
pueden hacer infeliz un matrimonio: ¡el hombre y la mujer!"
El merecimiento de lo que uno recibe
Recibimos lo que nos merecemos. Aunque un poco exagerada con objeto de
subrayarla, la descripción4 que hace el autor Bob Phillips del contraste entre
lo que buscamos y lo que hallamos no es tan desatinada.
La esposa ideal lo que todo hombre
espera
• Siempre guapa y alegre. Podría haberse casado con un astro de la pantalla,
pero sólo le quería a usted. Sus cabellos jamás necesitan rulos ni salones de
belleza.
• Una belleza que no se deshace cuando llueve. Jamás se pone enferma
—únicamente es alérgica a las joyas y a los abrigos de pieles.
• Experta en cocinar, en limpiar la casa, en reparar el automóvil o el
televisor, en pintar paredes y en estar callada.
• Sus pasatiempos favoritos son: cortar el césped y quitar la nieve de la
entrada.
• Aborrece las tarjetas de crédito.
• Su expresión favorita es: "¿Qué puedo hacer por ti, querido?"
• Piensa que usted tiene el cerebro de Einstein y el aspecto de Míster
Universo.
• Le gustaría que saliera usted con los amigos para así poder dedicarse un poco
a la costura.
• Lo quiere a usted por lo 'sexy' que es.
Lo que recibe
• Habla 140 palabras por minuto con ráfagas de hasta 180.
• En cierta ocasión sirvió de modelo para un tótem.
• Comedora ligera —¡no hay más rápida que ella!
• Donde hay humo allí está e l l a . . . ¡cocinando!
• Le hace saber que usted sólo tiene dos faltas: todo cuanto dice y todo cuanto
hace.
• Haga lo que les haga, sus cabellos parecen una explosión en una fábrica de
virutas de acero.
• Si se pierde usted, abra la billetera que ella lo encontrará enseguida.
EL MARIDO IDEAL
Lo que toda mujer espera
- Un brillante conversador.
-Un hombre de gran sensibilidad: amable, comprensivo . . . verdaderamente
amoroso.
-Alguien muy trabajador.
- Un hombre que ayuda en casa fregando los platos, limpiando los pisos y
cuidando del jardín.
- Ayuda a su esposa con la educación de los hijos.
- Alguien con fortaleza emocional y física.
- Inteligente como Einstein pero guapo como Julio Iglesias.
Lo que recibe
- Siempre la lleva a los mejores restaurantes (algún día quizá incluso la haga
entrar).
- No tiene úlceras —las produce.
- Siempre que tiene una idea la dice en cuatro palabras.
- Se lo considera un trabajador prodigioso —supone un prodigio que trabaje.
- Mantiene a su esposa como ella estaba acostumbrada —la deja que conserve su
empleo.
- Es tan aburrido que incluso la aburre hasta más no poder cuando le hace un
cumplido.
- Tiene momentos ocasionales de silencio que hacen brillante su conversación.
Como es natural usted ha captado la idea. La regla de oro para conseguir un
matrimonio feliz podría formularse como sigue: "Desarrolla previamente tú mismo(a) las cualidades que deseas que
tenga tu cónyuge."
El formar una relación matrimonial solícita, amante y satisfactoria lleva
tiempo y esfuerzo —de hecho el proceso durará toda la vida. Simplemente se
requiere un verdadero empeño para transformar los patrones de conducta egoísta
adquiridos durante el noviazgo, en la clase de amor desinteresado que sustenta
un buen matrimonio.
Tenga presente dos preguntas: (1) ¿Qué
tipo de persona debo ser yo?; y (2) ¿Qué cualidades necesito incorporar a mi vida para trabajar por un amor,
un matrimonio y una relación sexual satisfactorios? Ciertamente el
punto de partida es tener un buen concepto de sí mismo; veamos lo saludable que
es el suyo.
Tomado del Libro: El Secreto de
Amar
Autor: Josh McDowell
Editorial: Grupo Nelson
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