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Casi siempre, en todo comienzo, suele haber atracción, ilusión, entusiasmo, deseo y  motivación...Pero de igual forma, tiende a existir también un poco de incertidumbre, expectativa, aprensión y escrúpulo.
Al inicio de la vida conyugal debe prevalecer en la pareja, en medio de ese conjunto de emociones y sentimientos, una adecuada comprensión  de la relevancia y significado que tienen los primeros pasos del extenso recorrido matrimonial.

El significado de ser pareja
Los cónyuges deben saber que con la decisión del matrimonio, no se pierde la individualidad de cada uno, pero sí el principio individualista. Es decir, con el matrimonio surge un proyecto común, decisiones comunes, voluntades y deseos compartidos. Se deja atrás el concepto de "mi" casa, "mi" trabajo, "mi" dinero, "mi" tiempo... para dar lugar al concepto de "nuestra" casa, "nuestros" trabajos, "nuestro" dinero, "nuestro" tiempo. Asistimos, entonces, a la necesidad de un cambio de perspectiva, donde la individualidad de cada miembro de la pareja prevalece, pero los deseos y propósitos individualistas deben desaparecer.  Este es el principio de que, en el matrimonio, el uno y el otro se unen para conformar una nueva realidad, una unidad de dos corazones y dos voluntades.  Este es el significado del hermoso precepto bíblico: "... Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser".

Los fundamentos de la nueva construcción
Como toda construcción, para que el matrimonio se levante con solidez, sus bases deben ser firmes.
 El matrimonio debe comenzar con esa decisión de la pareja de unir sus vidas y permanecer juntos, por encima de las circunstancias y situaciones cambiantes de la vida. En la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza... en las buenas y en las malas. Esta decisión, libre y voluntaria, le proporciona a los cónyuges y a sus descendientes, un marco de estabilidad y seguridad necesario para el bienestar y el desarrollo familiar.
La base fundamental es la transparencia, el que exista siempre una comunicación clara y sincera.  Actuar siempre con integridad, con la verdad y nunca esconder u ocultar situaciones o realidades. 
El hecho de que, en la pareja,  se pueda mostrar el uno al otro siempre con transparencia, asegura un clima de confianza y de conocimiento que, en múltiples ocasiones, actúa como un blindaje del matrimonio. La transparencia brinda paz, porque posibilita a que en medio de los cónyuges no aparezcan situaciones sorpresivas que afecten la convivencia o alejen la relación.


La libertad y el compromiso
Desde los primeros años de vida matrimonial es importante comprender el principio de libertad.
Con el matrimonio no acaba la libertad individual.  Al contrario, el matrimonio es la expresión más auténtica y suprema de la libertad. Entre las diversas posibilidades, cada uno elige, libre y voluntariamente, con quién desea unir su vida para conformar una familia. Es una elección en libertad, y esa libertad no debe desaparecer en el transcurso  de los años.
 Ahora bien, la libertad no significa hacer lo que se quiere. Como en todos los ámbitos de la vida, la libertad se debe ejercer con responsabilidad. La libertad de uno no puede lastimar ni lesionar al cónyuge o a la relación de matrimonio. Y esto es fundamental para entender la necesidad de los espacios de pareja y de los espacios individuales. Establecer estas pautas desde el principio de la vida conyugal, puede evitar  problemáticas muy complejas en el futuro del matrimonio.
Cuando se vive la libertad y la responsabilidad en el matrimonio, se comprende de mejor manera el significado del compromiso conyugal. En efecto, el compromiso matrimonial es el deseo voluntario de amar, respetar, cuidar y ser fiel a la pareja. Es el propósito permanente de hacer todo lo posible para darse a la persona con la que ha unido su vida para desarrollar un proyecto en común y establecer una familia.
Pero en el matrimonio, para que las cosas funcionen adecuadamente, el manejo responsable de la libertad y el compromiso debe ser asumido a partir de la reciprocidad. Es decir, cuando uno se da al otro, y éste responde de la misma manera. Así se produce el maravilloso efecto donde ambos dan pero ambos reciben. Es lo contrario del principio egoísta que procura obtener lo mejor del otro pero que no brinda nada de sí mismo


Confianza y seguridad
Cuando en el matrimonio se establecen las bases fundamentadas en la transparencia y la verdad, cuando se levantan los pilares a partir de una adecuada comprensión de la libertad, la convivencia y el compromiso, se puede colocar el "techo" que dé  abrigo y resguarde al matrimonio, y que lo proteja  de los embates externos e internos.  Esa cobertura especial de la vida conyugal la proporciona la seguridad y la confianza.  El matrimonio debe ser un lugar donde la pareja y demás miembros de la familia se sientan seguros, amados, resguardados, respetados y confiados. Esto brinda estabilidad y permanencia, aspectos necesarios para el desarrollo integral de todas las personas.
En los primeros años del matrimonio, la pareja puede estar muy ocupada en el disfrute de los sentimientos más hermosos que se manifiestan con la atracción, la ilusión, la pasión y la emoción. También pueden distraerse con los pequeños o grandes ajustes que cada uno deberá realizar para propiciar una convivencia más armoniosa y saludable.
Todo lo que atrajo, todo lo que unió, los detalles que cautivaron y que se expresa de manera notoria en el noviazgo y los primeros años del matrimonio, no tienen por qué desaparecer en el transcurso del tiempo. El matrimonio debe ser una emocionante y renovada aventura...

Pero sobre todo, al dar los primeros pasos en el matrimonio, la pareja debe saber que les espera un largo recorrido, donde el amor debe prevalecer, haciendo que el sentimiento no descienda y que la voluntad y la decisión permanezcan.

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