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AZERBAIYÁN. – 15 países conformaban la Unión Soviética cuando colapsó en 1991. Entre ellos, Azerbaiyán. Hoy, es un país mayoritariamente musulmán. La libertad de practicar cualquier otra fe a menudo tiene un alto precio.
26 años después de su independencia, el Gobierno intenta dejar atrás su pasado comunista, por vínculos cercanos con el occidente. Azerbaiyán es hogar de casi 9 millones de personas. La mayoría de ellos son musulmanes.

Nadie sabe los números exactos, pero se estima que solo 10 mil son cristianos evangélicos.
“Fui el primer azerí en aceptar a Cristo”, dice Sari Mirzoev, de la Iglesia Bautista Amor. En 1991, poco después del colapso soviético, Mirzoev fue el primer musulmán azerí en convertirse al cristianismo.

“Nadie comprendió porqué hice esto, pero conforme vi a Dios obrar en mi vida, me percaté que todos a mi lado estaban muertos espiritualmente”, comenta Mirzoev. Él aceptó a Cristo mientras visitaba una congregación rusa. En ese tiempo, no había ninguna iglesia para los azeríes.
“Todos los creyentes que conocía eran rusos”, indica Mirzoev. En 1995, Mirzoev dice que Dios le dio palabra profética que los azeríes vendrían a Cristo como resultado de su testimonio.

“El Señor dijo que, aunque la Iglesia en aquel tiempo se conformaba en su mayoría por rusos, pronto se llenaría de azeríes y el Señor lo haría a través mío”, precisa Mirzoev.
22 años después… él dirige la iglesia evangélica más grande del país. La mayoría de quienes asisten son musulmanes convertidos.

“¡A veces tenemos de 30 a 40 personas que aceptan a Cristo como su Salvador personal, en un solo culto!”, indica Mirzoev.
Mirzoev dice que las nuevas leyes han complicado el registro de iglesias, impresión de literatura cristiana y predicar abiertamente.

Alan Bedoev trabaja con una red de casas-iglesias no registradas, fuera de la capital. “No sería posible compartir efectivamente el Evangelio, sin la sabiduría de Dios y la ayuda del Espíritu Santo”, dice Bedoev.
Él dice que, en el campo, compartir la fe puede llevar a multas o prisión. “Predicar el Evangelio aquí nunca es fácil”, indica Bedoev.
El poder leer la Biblia en su lengua materna ha permitido expandir la Iglesia local. La iglesia del pastor Mirzoev enfrenta vigilancia constante. La iglesia ha sido cerrada en el pasado y él, arrestado varias veces.

“Nuestro camino es desafiante, pero venceremos por medio de Cristo, porque Él nos ama. Estamos comprometidos a orar por nuestro presidente y el país”, indica Mirzoev.

En un lugar predominantemente musulmán, donde la población cristiana es cerca de 10 mil, Mirzoev está creyendo a Dios por su nación.
“Queremos ver los 9 millones de azeríes que crean y conozcan a Cristo. ¡Ese es nuestro sueño!”, concluye Mirzoev.

Fuente: Mundo Cristiano

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