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Sólo Dios nos permite construir familias sólidas

1.- Lectura Bíblica: Salmos 139:1-6

2.- Versículo para memorizar:

“Oh Señor, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos.” (Salmos 139:1. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:
Rebeca vino a conocer realmente a Raúl, su esposo, cuando llevaban siete meses bajo el mismo techo. Y ocurrió por una discusión intrascendente. El hombre se llenó de furia, vociferó y se encerró en la habitación con un fuerte portazo. Pasó una semana antes que volviera a hablarle. Ese fue el momento en el que la joven se dio cuenta realmente con quién era que había contraído nupcias.
Con frecuencia ocurre lo mismo. Es una situación real, aunque no deja de sorprendernos. Las personas se desalientan al comprobar que su pareja es intolerante, irascible, no perdona o quizá asume una actitud vengativa.
Otro comportamiento común en muchos matrimonios es la fachada social que se guarda. El marido aparenta ser un príncipe o quizá es su esposa la que parece una princesa. Sonríen, asisten a la Iglesia cada domingo y lucen agradables; no obstante, en la vida práctica son agresivos y conflictivos. Olvidan que podremos engañar a cualquiera, menos a Dios. Él sí conoce cuál es nuestra realidad personal y espiritual.
El rey David escribió en los Salmos: “Oh Señor, has examinado mi corazón y sabes todo acerca de mí. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; conoces mis pensamientos aun cuando me encuentro lejos. Me ves cuando viajo y cuando descanso en casa. Sabes todo lo que hago. Sabes lo que voy a decir incluso antes de que lo diga, Señor. Vas delante y detrás de mí. Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza. Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí, ¡es tan elevado que no puedo entenderlo!” (Salmos 139:1-6. NTV)

Si amamos a un Dios grande, si creemos que puede bendecirnos en todos los cambios que emprendemos y, si estamos convencidos que traerá armonía en nuestro hogar, es esencial que revisemos nuestro comportamiento y— con ayuda del Señor— apliquemos correctivos.

“… Dios nos conoce completamente. Conoce nuestros pensamientos, emociones y sabe a ciencia cierta por qué hacemos lo que hacemos… Su cónyuge puede observar su conducta, pero tal vez no alcance a comprenderlo a plenitud y es probable que le toque a su cónyuge explicarse mejor. Todas esas cosas promueven la comprensión e intimidad con la pareja.” (Gary Chapman. “Los 5 lenguajes del amor – Devocionales

Si su anhelo siempre ha sido compartir con un cónyuge que ofrezca una relación gratificante, usted mismo debe cambiar.
Cuando hacemos un examen honesto descubrimos que quizá muchas heridas emocionales causadas a nuestra pareja no se han resuelto, y no se han resuelto porque no hemos pedido perdón y dispuesto el corazón para renunciar al orgullo y pedir perdón a tiempo y con sinceridad. Y esas excusas nacidas en lo más profundo de nuestro ser, deben ir acompañadas con una seria disposición de cambiar. Puedo asegurarle que es un paso infalible para que todo vaya bien y se afiance la armonía en la relación de pareja y a nivel familiar.
No podría despedirme sin antes invitarle para que reciba al Señor Jesús en su corazón como su único y suficiente Salvador. Puedo asegurarle que no se arrepentirá.
4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:

a.- ¿Realmente usted se muestra con su pareja, tal y como es, o tal vez vive bajo el amparo de un antifaz?

b.- ¿Ha evaluado cuáles son sus reacciones con su pareja ante las diferentes situaciones?

c.- ¿Qué aprendemos en Salmos 139:1-6. que nos debe llevar a reflexionar en nuestra relación de pareja y con la familia?

d.- ¿Ha identificado qué errores comete con frecuencia que demandan correctivos no solo en el trato con su cónyuge sino también con sus hijos?

e.- ¿Ha pedido perdón a su cónyuge o a sus hijos cuando les ha causado heridas emocionales?

Escrito por: Fernando Alexis Jiménez

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