La
familia y la iglesia mantienen una relación de fortalecimiento mutuo para la
construcción de sociedades más justas y solidarias basadas en la defensa de
principios y valores. UNICEP no quiere dejar pasar esta fecha sin expresar su
saludo y reconocimiento a todas las familias del Perú. A esa familia entendida
como la comunidad que nace de la íntima comunión de vida y de amor conyugal
fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, y que posee una
específica y original dimensión social, en cuanto lugar primario de relaciones
interpersonales, primera y vital célula de la sociedad. La familia está
experimentando una crisis en su concepción, organización y relaciones internas,
y no refleja el diseño de Dios. La promesa de Dios es que al “apropiarse del
diseño de Dios para la familia”, al honrar la fidelidad a su pacto, Él las
bendecirá con su amor y paz.
La
familia es el primer agente de socialización, la primera escuela que enseña a
vivir. Es allí donde primero se asimilan y viven los principios y valores
humanos y éticos que guían los pasos de una sociedad. Es la primera e
insustituible escuela donde se aprende a amar, a respetar la vida, a construir,
a crear relaciones fraternas y solidarias.
Y es
evidente que todas aquellas formas de vida, que podemos llamar anticultura, y
que contradicen los valores y aspiraciones naturales de todos los seres humanos
a la vida plena, a la fraternidad y a la solidaridad, y que aquejan a las sociedades
de nuestro mundo globalizado, se combaten primordialmente en el seno de las
familias. La familia es la clave para el futuro de la humanidad, y UNICEP no
quiere dejar pasar esta fecha sin terminar recordando que, todo Pueblo que
aspire a fortalecer su alma o cultura y asegurarse un futuro más humano,
solidario y justo, tiene que pasar indudablemente por el fortalecimiento de la
familia como institución plurisecular y fundamental.
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